La iniciativa, que se lleva a cabo por quinto año consecutivo, fue planificada por el Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Defensoría del Pueblo bonaerense.
A través de una guía y piezas comunicacionales en redes sociales se busca concientizar sobre la necesidad de disociar los conceptos de alcohol y diversión, como así también difundir una serie de posibles acciones para un abordaje integral del UPD tanto en las familias como en las comunidades educativas.
La celebración del UPD suele estar atravesada por el consumo excesivo de alcohol por parte de alumnos y alumnas del último año de la secundaria durante la noche anterior al primer día de clases. Este ritual, por lo general, comienza en algún domicilio particular para luego trasladarse a espacios públicos y/o a las cercanías de los establecimientos escolares.
Como parte del abordaje del UPD, la guía propone desmitificar la idea que consumir bebidas alcohólicas favorece el divertimento o la posibilidad de pertenecer. Por el contrario, el alcohol expone a las personas a un riesgo mayor de ejercer y/o padecer acciones violentas. También es uno de los principales factores que provocan siniestros viales.
“El último relevamiento que realizamos desde el Observatorio, que abarcó entrevistas a 1000 adolescentes que concurren a escuelas gestión pública y privada de la provincia de Buenos Aires, arrojó que ante la pregunta ¿Qué buscás cuando consumís alcohol?, una de las respuestas más elegida fue: ´Divertirme / Desinhibirme, no tener vergüenza´. Es claro que el consumo de alcohol por parte de jóvenes está atravesado por factores socioculturales que deben ser problematizados”, explicó Juan Gossen, director general en la Defensoría e investigador del observatorio de Adicciones.
Asimismo, los resultados del relevamiento muestran que 1 de cada 5 de las y los consultados (22,6%) consideran que el consumo de alcohol es menos peligroso en comparación a otras sustancias como el tabaco, la marihuana y la cocaína. Es decir, existe una baja percepción del riesgo, algo que guarda una relación inversamente proporcional a los consumos que hacen los jóvenes. Las sustancias percibidas como menos riesgosas son las más consumidas: en este caso el alcohol. El fenómeno es conocido en la literatura especializada ya que los consumidores frecuentes tienen una baja percepción del riesgo de lo que consumen.
La guía propone:
- Empecemos por casa: hablemos en familia sobre las consecuencias del consumo excesivo de alcohol.
- Busquemos contener a las y los jóvenes, no dejarlos solos.
- Debemos trabajar y promover, desde la escuela, prácticas de cuidado entre pares.
- Es indispensable que al hablar sobre las consecuencias físicas y sociales del consumo excesivo de alcohol utilicemos información científicamente validada y actualizada.
- Es importante dar el mensaje que todo consumo de alcohol por parte de menores de 18 años es de riesgo: no existe un nivel que se considere “saludable” porque el cuerpo está en crecimiento y resulta más vulnerable.
- Las medidas que se tomen desde la escuela no deben ser únicamente prohibitivas o sancionatorias. Trabajemos el UPD como un hecho pedagógico y reflexionemos críticamente sobre estas prácticas.
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